El poder de la empatía en las organizaciones
Es frecuente dentro de las grandes organizaciones que haya cambios de posiciones entre los miembros de los equipos, y es fundamental para la sistémica de los mismos que todos sus miembros se sientan conectados. No es suficiente con moverse de una mesa a otra, cambiar físicamente de ubicación: hay que trabajar ciertas habilidades que no se enseñan en las escuelas de negocio, como la empatía. Hay que despertar la conciencia de que la empatía es el pegamento que une en las relaciones interpersonales, los equipos.
Durante 10 horas juntamos al equipo directivo de una multinacional en los sótanos de una antigua masía del corazón del centro del barrio de Gràcia. Muros de ladrillo visto, techos abovedados y en las paredes una exposición de fotografía de un artista que busca en la calle “imitaciones” de cuadros de artistas de renombre. Había llovido en los últimos días, y a los miembros de la organización de nuestro workshop les habían dado unos resultados tan grises como el cielo encapotado de Barcelona. En parte por eso, algunos llegaron a disgusto, pensando que no tenían ni un segundo de tiempo que perder haciendo talleres, que su sitio estaba en su puesto de trabajo levantando los malos resultados del mes.
Expertos en PNL, coaching, sistémica de grupos y storytelling facilitábamos un workshop de team building. Y todos coincidíamos en lo mismo: no había mucha predisposición a la apertura, a compartir, a contar, a conocerse mejor. Pero poco a poco, trabajando primero 2 a 2, 4 a 4 después, cuidando la energía y favoreciendo el conocimiento –de uno y de los otros- llegamos al punto de confianza que buscábamos desde el principio: sentirse vulnerables, pedir ayuda. Empatizar. Saber qué necesita el otro de uno.
La diversidad de perfiles en un grupo tan grande es evidentemente enriquecedora, y en el equipo el orgullo de pertenencia era enorme, pero justo por ese motivo se hace difícil conectar, sacar la empatía, porque las miradas y las perspectivas son muy diferentes. Hay que buscar un equilibrio. Por eso una jornada como la que vivimos en Gràcia es un paso adelante muy importante. Es una puerta que se abre a que el equipo funcione mejor junto y consiga sus resultados.
Lo que no podemos perder de vista, en ningún caso, es que se es empático o no se es. Por naturaleza todos lo somos, en mayor o menor grado. Hay momentos y circunstancias que la acentúan o no, y hay incluso ocasiones en las que hay que saber ponerle freno, so riesgo de caer en la falsa armonía que genera la empatía mal entendida. Hay que tener siempre el valor y la pasión para defender las propias ideas desde la sensatez y el respeto.
En las 10 horas que duró el taller se vieron claramente los cambios en el equipo. Pasaron de no saber a quién tenían enfrente al reconocimiento de sus compañeros, a la visión de un challenge compartido, a forjar un sueño juntos. El cambio desde que llegaron, como pequeñas construcciones independientes, al dibujo que formaban al terminar, casi como un skyline, edificios de distintos niveles que, juntos, crean un perfil armonioso, es fruto de la escucha y la empatía para acabar con las individualidades. La empatía es el pegamento en todas las relaciones interpersonales.
Inspirar siendo ejemplo, es nuestro reto día a día.
Diego Fernando Cortés Henao
Importante diferencia de la empatía frente la simpatía, la empatía resulta ser el punto de partida para crear las admosferas de sinergia que cualquier equipo de trabajo debe tener para cumplir sus objetivos, pues la empatía nace del corazón ( Es natural) por el contrario la simpatía sin ser condenada, esta en exceso puede ser malinterpretada y en ocasiones puede influir desfavorablemente en las relaciones grupales, ya que por el contrario, esta nace de un pensamiento y se convierte en una acción premeditada.